domingo, 17 de octubre de 2010

...Se Rentan Suspiros.


Aun no sabes cómo llegaste a mendigar amor... a suplicar caricias, a regalar lo que no tienes. Esta noche te preparabas para una escena que no estaba en el libreto... Te pusiste la lencería más sensual de tu gaveta, el perfume más provocativo y en la cara una sonrisa de mentira. Te marchaste a buscar un cómplice. Ya sabias que querías, a quien querías y como lo querías, así que no fue tarea difícil, solo una propuesta y un sí. Llegaron a un motel barato que quedaba de paso, donde muchas veces mataste la pasión a golpes. En el camino el no pudo esperar y su mano fue a parar dentro de tu camisa, mientras tu conducías, y sentías que tu cuerpo se preparaba en humedad. Seis pasos y estas en el cuarto, el dinero en la mesa, mitad y mitad, lo justo, los dos van a disfrutar. Dejan las luces encendidas, así pueden verse todos los rincones, contemplar las posiciones, como vista panorámica. Lo viste desnudo y te sentiste como un hombre, excitada con la vista, solo una mirada y ya lo querías tener. Los besos se notaban apresurados, desesperados, mojados, deliciosos. Solo un Preview de los próximos minutos. Te besó las tetas, se las comió como una fruta prohibida, con deseo, determinación... te dio un empujón en la cama, te miro con lujuria y rozo su mano por tu pecho. Mientras, bajaba al sur de cuerpo, lo esperaba con ansias. Por fin sentiste esa lengua que te imaginabas en las noches, mientras te tocabas a ti misma por no pedírselo a él. Tus ojos se clavaron en el espejo de arriba, donde te diste cuenta de la sensualidad que brotaba de ustedes, donde viste esa cara de pecado que tenias, y te encanto. Le tocabas la cabeza mientras el introducía su lengua en ti con un arte, con unas ganas, con esa habilidad inigualable. Te volvió a mirar y te besó, sentiste que probaste un poco de ti porque él ya lo traía en su boca. Y mientras sus lenguas seguían jugando y tú le tocabas la espalda, él sin mas que esperar, te penetro. Soltaste un gemido de dolor, de placer, de locura... tantas noches lo deseaste y hoy lo sientes, completo, real. El calculaba sus movimientos, al menos eso parecía, porque era demasiado perfecto, demasiado rico. Tu solo te movías de placer, de lado a lado, te mirabas en los espejos, en todos los ángulos, estabas como narciso, hipnotizada con tu imagen. Cada choque de cuerpos te excitaba más... el sudor que caía de su frente y te mojaba la cara, el jadeo, como cerraba los ojos, como se pasaba la lengua por sus labios, todo te hacia marearte de éxtasis. Le pediste que te insultara y las palabras fueron fuertes, degradantes, cabrona, puta, pendeja... y tú te esmeraste tanto para hacerles honor a cada minuto. Ya te habías venido dos veces, no sentías las piernas, te corría una rica sensación por la piel. Llegó tu turno de entretenerlo... te arrodillaste en la cama, mientras él estaba de pie y tomaste con tu mano derecha su miembro, lo miraste con apetito, te escupiste la mano y la subías, la bajabas y su cara era la señal de que lo estabas haciendo bien. Lo pusiste en tu boca, lo saboreaste, lo atragantaste, lo disfrutaste. Fuiste como un niño huérfano, sin comida, que ahora tenía un banquete. A cambio recibiste su aprobación, un número, como si fuera una competencia de clavados. Eso te basto para sacarte una sonrisa, te sentiste como una de esas mujeres que ves en los videos. Le reglaste cinco minutos en el cielo y cuarenta en el infierno. Y el gran final... su semen en tu cara, tratamiento de belleza incluido en la sesión. Se bañaron mientras se decían lo bien que la pasaron, se dejaban con las ganas para una próxima ocasión. De camino te acordabas cada escena de esa noche y aun seguía la excitación, mientras escuchabas una canción que decía: todo empezó cuando aquella serpiente me trajo una manzana y me dijo "prueba". Entonces empezaste a sentirte vacía y deseaste nunca haber llegado a ese lugar, y odiaste el recuerdo. Te reprochaste el no haber seguido complaciéndote tú misma y te sentiste débil porque la carne te pudo más que la razón. Justo ahí te imaginaste a tu amor, a ese hombre por el que mueres, a ese que de verdad deseas, y te hiciste la imagen mental de él con otra mujer. Lloraste porque sabes que aunque esta noche te saciaste no recibiste un “Te amo” al final... no te abrazaron, ni te miraron con ternura, ni se acurrucaron a tu lado mientras te tocaban el cabello. La rabia que habías tenido para gritar de placer esta noche, es la misma rabia que ahora te hace odiarte. Te has bañado cuatro veces y sigues teniendo la misma piel. Hoy te dijeron puta para tu deleite y tú te viviste el papel.

4 comentarios:

  1. Lo unico que te voy a decir es...! ERES SENDA CABRONA! hahahahaha me hiciste llorar! creo que varias mujeres nos podemos sentir identificadas con estas palabras...

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  2. que enferma yeah pero esta bueno eso ajajajajaj

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  3. uhhhhh!! i remeber thatt!!! jajaja!!!!

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  4. Me encantó
    Una sola palabra para describirlo
    Brutal

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girona.anays@gmail.com