jueves, 9 de diciembre de 2010

Miedo

El sucio de la ventana no me deja ver el sol... solo logro captar un pequeño reflejo que sale de atrás de las montañas. Las cortinas no se mueven, el viento no se siente, sin embargo hace frío. Aun así, tengo el abanico encendido y tengo arropado hasta el ultimo pelo. Acaba de pasar una bandada de pájaros, unidos en su V, que organizados. Así me gustaría tener la mente hoy, organizada, clara... pero no puedo. De momento solté la cuerda demasiado y ahora estoy jalándola de vuelta, de prisa, sin importar lo que traiga enredada. Desde ayer tengo la piel en huelga, las ganas en pausa... Las palabras me duelen al salir, las siento apretadas en la garganta, como con miedo. Yo soy la que tengo miedo, no se a quien se le ocurrió decir que yo soy valiente, yo no lo soy. Hoy soy paranoica quiero inventarme una realidad en mi mente, porque la verdad no me gusta. Hay problemas en los que no me gusta meterme y me he dado cuenta de que este problema tiene nombre y apellido...con eso yo no juego. Mi tiempo no es para perder, tampoco es que sea tan preciado, pero soy como los taxistas, mientras mas se tarde mas gano. Y últimamente eso juega conmigo, me paso contando las horas que han pasado, o las que faltan, ya hasta perdí el sentido de porque las cuento. De repente la realidad de perder algo que aun no tengo completamente me saca de mis controles. Odio cuando creo tener algo claro y de momento se me empaña, como mi ventana, y solo me deja ver un poquito de claridad. Siento una necesidad insoportable de comparar... no debería hacerlo, porque hay cosas que no tienen nada que ver una con la otra. Constantemente me pasa. Y hoy precisamente estoy comparando el cielo de anoche con otras noches. Es imposible, hasta las estrellas eran diferentes. Intento descifrar si eso es bueno o malo. También comparo este sentimiento de vacío en el pecho, me recuerda las veces que me dejaron porque sentían ese mismo vacío. El temor de ayer, de ese aun no tengo comparación, pero me dolió pensar en perderlo. El problema es que se lo que quiero, de repente me estaban haciendo feliz y siento que yo misma me interpongo. Quizás eso sea porque se lo que implica el quedarme a su lado. Las noches de preocupación, las llamadas de gente para decirme cosas que ya se, mi nombre en boca de otros, su vida en las manos de alguien. Y no quiero, no me da la gana de sufrir otra vez. Pero después de todo, me miraron con esos ojos que me matan, y todo se me olvida. Sigo buscando los latidos del corazón en algún lugar de este cuerpo.

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