La biblia de los ateos

Llego al salón de clases 9:20, mas temprano que nunca,solo dos estudiantes y una nota en la pizarra: La profesora los esta esperando en la sala de Facultad para una conferencia de periodismo. Llamo a mi amiga Maribel para darle la maravillosa noticia de que por cuarta vez consecutiva no tenemos clase porque hay una conferencia. Esta vez caminamos con otros compañeros y nos paramos frente a la sala de Facultad... lo único que puedo decir es que aquello parecía una égida, el mismo Tutankamen nos iba a dar una conferencia de periodismo. En aquel lugar había como mil años solo en los presentadores. Nos sentamos y un inepto empieza a contar por micrófono para probarlo y dice: Aloo Aloooo... hola... 1,2,3,4. Alooo... porque parece que en ninguna clase le han enseñado un pepino de sonido. Mientras todos los estudiantes se burlan de el, siguen llegando los envejecientes a la reunión de amigas, según dijo la presentadora. Después de reírnos por 15 minutos por fin deciden empezar la dichosa charla y la Doña que le toca introducir al grupo se para a leer una bienvenida, como en las graduaciones de primer grado y el micrófono a hacer FeedBack. Ahora todos se tapan los oídos y ella hace una cara de desesperación, toma una pausa y vuelve a leer. Le sede la parte a otra señora para que de un trasfondo de la asociación que auspicia la actividad y lo primero que dice es: Me dijeron que me voy a poner nerviosa pero voy a imaginarme que son mis alumnos porque fui profesora por 40 años. Y también empieza a leer. Aquí comienza mi preocupación... Pasan la parte a la primera panelista: Carmen Sara García, la profesora que me saco del salón el primer día de clases porque yo era de Comunicaciones general y no tenia el interés para estudiar periodismo (entonces porque me matricule?). La profesora empieza a leer sobre los Manuales de estilo para periodista... y yo me quedo con un signo de interrogación en la cabeza, si usted escribió el libro y ademas es profesora de periodismo, Porque tiene que leer de un papel? no se supone que ya se sepa eso de memoria?!... Bueno, continua diciendo que los manuales de estilo son como la biblia de los periodistas, pero yo digo que cada quien tiene su estilo y el que no lo usa entonces es un ateo del periodismo! Y sigue leyendo sobre la importancia de ser coherentes a la hora de escribir y la responsabilidad que tenemos como comunicadores. Introduce un nuevo concepto llamado: periodismo ciudadano, que es lo que hago yo aquí, decir lo que me da la gana, como me da la gana y ella dice que no cree en tal cosa. Pero bueno, continua con la charla Lourdes Lugo, escritora que titulo su conservatorio: Del idioma y otros demonios. Muy interesante el tema escogido que explico la importancia de la buena redacción y el uso del idioma para crear conocimiento. También expuso que la lectura nos ayuda a enriquecer el pensamiento y así podemos ser mejores redactores. Ya eran las 11:05 y yo tenia que salir para mi clases de Humanidades, así que en medio de la conferencia me levante y me fui. Mientras caminaba comentaba con Maribel que es algo ilógico que los profesores casi nos obligue a dar informes orales de memoria, de temas que realmente no conocemos a la perfección, cuando ellos pasaron años estudiando algo y aun tienen que leer frente a un publico. Me parece incorrecto, es como predicar la moral en calzones. En lo que pude captar, porque estaba distraída mirando la caspa que tenia el tipo de al frente en la camisa y aburrida por ver a estos profesionales leer su discurso, entendí que tenemos un gran poder en nuestras manos. Lo que decimos crea conciencia, lleva un mensaje, crea actitudes, reacciones, imágenes y porque no, hasta motivación. Si no sabes dirigirnos a nuestros lectores podemos contribuir a la muerte intelectual de la que sufre nuestro país. Gracias a Dios que tuve excelentes profesores de periodismo, como la Profa. Ortiz y el Profe. Colón que me enseñaron que para escribir hacen falta ganas y algo importante que decir. Si parece que no aprendí nada, no los culpen a ellos... es que yo soy una atea de manuales.