Bitácora de un fantasma 3

No fue un accidente... no cambies la historia. Lo pensaste, lo deseaste, querías desterrarme de tu vida y fuiste tu quien me invito a entrar. No digas que fue un accidente, porque de otra manera no hubieras decidido irte días antes, ni hubieras hecho planes, ni anunciado tu regreso con tanto regocijo! Y nadie hubiera estado esperándote como el hijo prodigo, el más sufrido, el que cambio un paraíso por un papel. Y yo, desecha en el piso de esta casa que alguna vez fue nuestra, llorando la ausencia que me obligaste a prometer no lloraría. Y en lugar de decir adiós, hubieras pedido perdón. No fue un accidente, lo deseaste. Quizás en medio de la noche pensabas en huir, mientras yo como una tonta buscaba ocasiones para abrazarte porque te extrañaría el resto del día. Tanto humo y me pierdo en el. Aunque quizás no soy yo quien este desapareciendo, quizás mi memoria va borrándote y tengo miedo. Miedo, ¿pero miedo de que? Si lo que mas temía tuvo lugar hace treinta y cuatro días. Los cuento, como cuento las mentiras que me das aun cuando yo no pregunto, como cuento las veces que aceptas que me extrañas pero que decides seguir donde estas, como cuento las promesas rotas y mis deseos de que vuelvas. Y me da rabia cuando esos ojos que aun me pueden ver me miran con desprecios, yo soy inocente. Yo no te pedí que te fueras, ni recogí tus maletas, ni te olvide. Yo siempre he estado en el mismo lugar, como una sombra vagando en el piso frio, mas frio sin ti. Y de repente me encuentro pensando en lo tranquilas que son mis horas de sueño sin el temor de que te vayas, porque ya no estas. Y eso no me hace feliz, eso no me llena... sin embargo cuando por misericordias de la vida me pides de mi tiempo, te lo regalo y me pierdo en esos ojos que vuelven a ser míos, a ser tiernos, a ser tuyos. Nada de esto puede ser malo, el amor es bendición, y yo queriendo darte todo esto que llevo guardado desde tu adiós. Soy un fantasma y quizás no sea yo la que me pierda en medio de este humo y de esta confusión.