Juguetes con vida

[Mi reacción sobre la visita al Hogar Santa Teresita (hogar de niños maltratados) En Arecibo, PR. Gracias a la clase graduada Naionexis, de la Escuela Superior Juan Ponce de León, Florida PR.]

Existen juguetes con vida, como esos de las películas de fantasía. Suelen llamarlos niños. Abro la puerta y veo once juguetitos en sus sillas, esperando con ansias nuestra visita. La encargada del grupo les deja saber que hemos traído regalos y que jugaremos un rato con ellos. Se puede notar la cara de alegría sin aun hacer recibido nada. Los niños se presentan, haciendo caso a la petición de la señora que los cuida. Y de esta manera comienzan a tener vida ante mis ojos. Las voces van creando cierta simpatía por cada uno, siento que son parte de mi vida y jamas los había conocido. Recuerdo cuando estaba pequeña y tenia muchos muñecos para escoger, hoy no es diferente. Tan pronto nos presentamos una de mis compañeras recibe un abrazo de una de las niñas y yo que estoy a su lado, creo que es lo mas tierno que jamas haya presenciado. Me identifico con un niño que es bastante imperactivo, siempre tratando de llamar la atención, brincando por todo el lugar. Muchas veces he sentido que tengo que hacer algo para que el mundo me preste un poquito de atención. Se que todos lo hemos hecho alguna vez, pero lo que creo esta conducta en este niño, tal vez fueron padres que solo tenían tiempo para trabajar u otras actividades y olvidaban que ademas de comida y un hogar, el niño necesitaba atención. Me desconcerta un niño escondido detrás de tres sillas, con la mirada fija en el suelo y una gorra que le tapa la cara. De momento me traslado a un escenario de gritos y golpes, donde el esta luchando por no salir lastimado y ahora, al ver tanta gente, se siente perdido entre las miradas y huye. Hay una niña que quiere jugar conmigo, pero de repente comienza a darme golpes y ha decirme palabras que para ella son malas, y siento que puedo escuchar a un padre insultar sin compasión a una pequeña que no entiende el significado de lo que grita. Sin embargo, están los cariñosos, los que están dando los abrazos que sus padres no quisieron recibir. Y aquellos que solo miran, porque tienen miedo de recibir algún regaño por algo que no hicieron. Me encuentro en medio del dolor disfrazado de sonrisas y puedo sentir dentro de mi como va cambiando la manera de ver la vida. Me hace llorar el niño que me pregunta: Ustedes trajeron comida?... me recuerda las veces que mi madre peleaba porque había niños que no tenían que comer y yo votaba ese privilegio. Me he dado cuenta de que he sido una malagradecida con mis padres, aunque no son los mas cariñosos, ni me abrazan todos los días, pero jamas me han hecho sufrir como yo a ellos, nunca se han metido en mis sueños, me han dado mas de lo que merezco. Estos juguetes que me hablan y me jalan de un lado al otro para recibir algo que me sobra, me han hecho entender lo increíble que es el tiempo, en tan pocos años han vivido mas que yo. Cuando crezcan en este hogar, sabrán como no quieren ser en la vida, porque eso es lo que enseñan los padres. Mientras salgo del lugar, con un compromiso de volver, quiero llevarme el sentimiento de que he sido madre por varias horas y que he dado el amor que en años no recibieron.