jueves, 9 de junio de 2011

Todos en blanco esperando un final mejor

Jueves. Parecía que la lluvia había terminado y no es así. Luego de una calurosa mañana, el medio día se presenta mojado. Esto representa una desilusión para todos aquellos que tenían planes distintos al de estar en sus casas porque la lluvia nos limita. Yo sin embargo, he dejado de hacer planes, solo tengo ideas, vagas ideas sobre cosas que me gustaría que pasaran. Porque no todo el mundo sabe lidiar con eso de los planes y se asustan pensando en el mañana, como si tuviera algo de malo el tener completa fe en que estaremos vivos de aquí a varios meses. Me he dedicado a leer, regresando a esa etapa de mi vida donde las letras me transportaban a nuevos escenarios y escapaba de la monotonía, como viviendo en el país de las maravillas, pero con los pies atados a esta tierra. He vuelto a pensar en versos, a inventar cuentos, a desear. Las letras me han motivado a retomar el sueño que abandone por dedicar mi tiempo al tiempo. Hojeando un libro el cual llevo casi un año intentando leer, me doy cuenta de algo que ya había visto pero que no había pensado. Es que todos los libros tiene varias paginas en blanco al final... paginas blancas que nunca conocerán la tinta, paginas blancas que quizás esperan un mejor final. Y recuerdo la Biblia, que dice que somos libros abiertos y pienso en los finales. La vida es un libro en blanco, aunque ya Dios tiene nuestra vida escrita desde antes de nacer, nosotros nos encargamos de hacer tachones, de subrayar, de escribir en mayúscula, de inventar un final, porque es nuestro destino el buscar nuestro destino. Si, de eso se trata, estamos destinados a encontrar el destino, increíble, tanto tiempo que pasamos pensando en que se supone que hagamos en esta vida, simplemente vivir, pero vivir de la mejor manera. Los libros seguirán teniendo esas paginas vacías, como nosotros, como nuestras vidas, quizás porque hay detalles que debieron ser escritos pero no lo hicimos, por respeto, por miedo, por querer guardarnos algo para nosotros mismos. La realidad es que por mas que intentemos guardar perdemos el tiempo. Para que un tesoro tenga valor debe ser encontrado, entonces, no hagas el mapa tan difícil, deja que te descubra, permite que te ayuden a llegar al final, a llenar esas paginas que quedan vacías. Después de todo, todos somos autores de nuestras propias historias. Paginas blancas que quizás esperan un final mejor. Marcos sin fotos, casas sin gente, lápiz sin punta, gente sin mente... todos en blanco esperando un final mejor.

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