Después de caer en el enorme abismo de la equivocación, luego de haber pasado noches en vela tratando de completar ese rompecabezas que parece imposible, luego de darlo todo y recibir nada, entonces aparece. Es tan perfecto, tan intimidante, tan poco común que seria un error dejarlo pasar sin hacer nada al respecto. Y otra vez las preguntas y las respuestas, la balanza sin sentido, y un reloj que marca las horas de vida de esta oportunidad. El dilema, hablar o callar, caerse y volverse a levantar, vivir o ponerle pausa a la vida por causa del miedo. Quizás luego te arrepientas y entiendas que no todas las manzanas son del pecado, que los rayos no caen dos veces en el mismo árbol y que el corazón jamás aprende porque fué creado para vivir y hacernos fuertes. Al final, deben ser más fuertes los nervios que te causa, la falta de respiración, los sueños de tiempos mejores, los planes de aventuras y la distracción por su belleza. Puede ser tu error a primera vista o tu boleto a la felicidad. Después de todo, la eternidad dura cinco minutos. Tú decides.
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