Ciento un días... y yo siento un vacío en el medio del pecho que solo llenara al ver tu rostro
una vez más. El tiempo me ha demostrado que la distancia es un cordón en medio
de una habitación, que divide dos corazones que deben amarse. Hace tres meses
estabas lejos de mí, dormías a mi lado, me mirabas al despertar, pero estabas
distante. Quizás fui yo quien puso el hilo que nos separaba o tal vez juntos construimos
una muralla con dudas y temores y de tanto temer sucedió lo que temíamos. Pero
ahora, ahora que estas a miles de kilómetros de distancia, que nos separa un
mar y mil reglas, ahora eres más mío que nunca, ahora deje de temer. Dios me ha
demostrado que mientras más me acerque a él, mas puedo amarte. Te has grabado
en mi alma, como se grabo el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas.
Y por ese pacto, El me concedió la dicha de tu amor puro, natural, real,
sincero. Misericordia y paciencia, claves para unirnos. Te amo mil veces más
que antes y cuento los días para verte una vez más. Veintiocho días para mi
futuro a tu lado. Nos vemos luego. ¡Al
fin!